El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en el mundo, por lo que debe ser muy tomada en serio sobre todo en quienes presentan uno o más factores de riesgo asociados a esta enfermedad.
Su peligrosidad radica en que generalmente no presenta síntomas, por lo que solo es detectado cuando la enfermedad ya está muy avanzada y es difícil controlarla para evitar una ceguera irreversible.
Sin embargo, la buena noticia es que el glaucoma puede tratarse si su detección y tratamiento es a tiempo. Por ello es importante acudir al oftalmólogo por lo menos una vez al año después de los 40 años.
Si padeces esta enfermedad, aquí te resolveremos las preguntas más frecuentes sobre el tema:
¿Me quedaré ciego?
Afortunadamente la ceguera no es una consecuencia forzosa del glaucoma y solo quienes no llevan a cabo un tratamiento en tiempo y forma corren un alto riesgo de perder la visión.
De hecho, la Sociedad Mexicana de Oftalmología calcula que una persona con glaucoma tarda entre 12.8 y 16.3 años en quedarse ciega a partir del diagnóstico, por lo que una vez más queda clara la importancia de una detección temprana.
¿Cómo es vivir con glaucoma?
Tu rutina diaria no se verá muy afectada por vivir con esta enfermedad salvo por las visitas periódicas con tu médico y el posible uso de gotas oftalmológicas.
No obstante, es verdad que actividades como conducir, leer o practicar deportes se pueden volver más exigentes. Además puedes presentar pérdida de sensibilidad al contraste, problemas con el resplandor y sensibilidad a la luz.
¿Con qué frecuencia debo acudir al oftalmólogo?
Como persona recién diagnosticada es necesario que acudas cada semana o mes hasta que tu presión ocular esté bajo control. Posteriormente la frecuencia se reduce a varias veces al año, según como lo indique el médico.
¿Existe una cura?
El glaucoma no tiene cura y la pérdida de visión ocasionada por esta enfermedad es irreversible. Sin embargo, mediante un tratamiento oportuno es posible retrasar o detener una mayor pérdida de visión.
¿Es hereditario?
El glaucoma puede heredarse por lo que quienes tienen antecedentes familiares con esta enfermedad deben cuidarse y monitorear su salud ocular aún más que otras personas.
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