Es muy común que en la infancia tengamos una mascota, ya sea un perro, un gato o quizá una tortuga. Y es que tener la compañía de un animal puede ser muy beneficioso para nuestra salud e incluso para nuestra formación.
¿Cómo nos beneficia? Ayudan a reconocer los sentimientos propios y externos, aumentan el sentido de responsabilidad en los más pequeños, evitan el sentimiento de soledad, incluso pueden llegar a fortalecer el sistema inmunológico, entre muchos otros beneficios más.
Es probable que si tienes una mascota y ha estado a tu lado por un largo tiempo, ya la consideres parte de la familia. Tanto así que quizá duerma en tu cama, tenga su propia ropa y hasta le festejas su cumpleaños con pastel e invitados.
Lamentablemente parte del viaje, es su final y como todo ser vivo llega un momento en que tienen que partir. Si ya has pasado por esta etapa sabes lo dolorosa que puede llegar a ser, pero si aún no lo has vivido o recién estás pasando por ella puede que este blog te ayude a superarla más rápido.
¿Cómo superar la muerte de mi mascota?
Si la muerte se debió a circunstancias naturales será más fácil de asimilar, sin embargo si fue una muerte precipitada probablemente tome más tiempo superarla.
Despídete como te nazca, dile todo lo que sientes sin importar que ya no te pueda escuchar. Es muy importante que expreses todo lo que tienes dentro para así dejarlo ir.
Bríndale un espacio de descanso que consideres propio, ya sea enterrándolo en un espacio especial o bien manteniéndolo en una urna después de cremarlo.
También puedes conservar algunas de sus pertenencias (juguetes, ropita, fotos) como recuerdo.
De ser necesario busca ayuda profesional. Puede ser con una maestra en psicología positiva ya que su área de trabajo será tu bienestar psicológico, resiliencia y felicidad.
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